DUODÉCIMA TEMPORADA

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jueves, 29 de diciembre de 2016

Día 29-12-2016 Artículo de Hipólito Martínez


Hipólito Martínez
director y presentador de 
Frecuencia Murcia Económica


2027: una odisea del espacio (regional)


El poliédrico 2016 se marcha para no volver, tras estremecernos con  un desaforado temporal. Un año de luces,  sombras y tempestades (no todas meteorológicas). Al repasar un calendario repleto de emociones, algunos descubrirán más brillos que oscuridades; pero otros justamente observarán lo contrario: el veleidoso color de la mirada… Sin embargo, el tiempo -siempre el tiempo- se lleva el color de esa mirada, sea cual fuere…

Mas el pasado, pasado está; ahora deberían preocuparnos las preguntas del mañana. ¿Cómo nos verán en el futuro?, he ahí el gran enigma. Ya no pensemos en el inminente 2017, seamos más realistas pidamos lo imposible; echemos un vistazo hacia adelante, programemos la máquina del tiempo una década después. ¿Aún estaremos dando vueltas alrededor de nuestro ombligo en 2027? ¿Cómo será nuestra Región? ¿Y cómo nos gustaría que fuera?

Imagínense, por un momento, que nos hallamos en vísperas del 1 de enero de 2027, y que seguimos habitando en este soleado paraje del Sureste español. Entonces los jóvenes de hoy habrán empezado a coger el testigo, y ya podrán evaluar de primera mano la herencia que les estamos dejando, tal vez envenenada. ¿Cómo valorarán esos murcianos del 2027 a los que ahora rigen nuestros destinos? ¿Y de qué forma nos juzgarán a los ciudadanos de a pie?, ¿serán tan despiadados con nosotros como, en nuestro fuero interno, más de uno nos tememos?

Muchos que en este 2016 agónico cortan el bacalao, dentro de una década, se enfrentarán a una jubilación forzosa, forzada o de oro. Para estos últimos privilegiados, siempre habrá un senado de viejas glorias, repleto de escaños vacíos (es una jubilación, no un trabajo), o un europeo parlamento, con sus dos faraónicas sedes y catorce doradas vicepresidencias; y por supuesto, seguirán subsistiendo toda clase de nacionales, regionales y locales bicocas institucionales, para premiar fidelidades mal entendidas; los ‘aprovechateguis’ y correveidiles que, desde tiempo inmemorial, hacen fortuna en la cosa pública, probablemente continuarán campando a sus anchas. Tanto monta, monta tanto  la vieja política como la nueva… Pero, ¿cómo nos verán esos jóvenes que tomarán el relevo? ¿Pensarán que hemos sido tan inútiles como algunos empezamos a sentimos?


                                                 

Quizá hoy su mirada se deje deslumbrar por las grandes variables macroeconómicas, que presagian para ellos un prometedor futuro. Así en 2016 crecemos al 3,5%; en esta Región –quién lo iba a decir hace apenas un par de años- ahora lideramos el crecimiento nacional, nuestro PIB se aproxima a los 30 mil millones de euros y las exportaciones (brexit y Trump al margen) siguen presumiendo de una salud robusta. Dentro de diez años, si se mantienen estas constantes, tal y como se pregona en cualificados foros, gozaremos de altos estándares de desarrollo.

Sin embargo, en vísperas de 2017, los problemas de base continúan inmutables: alto índice de paro y gran precariedad del empleo, que alargan la sombra del riesgo de pobreza. Y esos mismos jóvenes, que han de relevarnos, constituyen uno de los colectivos más vulnerables. Aunque parece que se está reaccionando a tiempo, ya veremos luego qué sentencia dicta Cronos.

 En este sentido, el fin de año nos deja el buen sabor de boca de un primer gran pacto social en la Región. Para este pobrecito hablador, tristemente acostumbrado a tener que dar malas nuevas, la mejor noticia del año se consumaba justamente en vísperas de Navidad: el Ejecutivo regional firmaba el 17 de diciembre con la CROEM y los sindicatos un pacto por el empleo, que se extiende hasta 2020 y está dotado, para su primer año, con 145 millones de euros. Este acuerdo, pionero en España, ha tardado todo un año en fraguarse, pero ha merecido la pena: su inversión total será de 660 millones, una cifra que si la traducimos a  pesetas (las añoradas pesetas), nospuede dar perfecta imagen de la formidable magnitud del esfuerzo.


El pacto, que incluye la Estrategia por el Empleo de Calidad 2017-2020, sienta las bases del diálogo con sindicatos y patronal para lo que resta de legislatura. Una de sus mayores virtudes radica en sus medidas para los que más están sufriendo en esta recuperación económica, como son los mayores de 45 años, los parados de larga duración, los discapacitados, las víctimas de la violencia de género, y, por supuesto, los jóvenes.

Su éxito, no obstante, depende de la progresión de la economía regional; si se acentúa en los próximos años, sus metas parecen factibles (55.000 puestos de trabajo y una reducción de la tasa de paro y de temporalidad de unos cinco puntos respectivamente). En consecuencia, al final del período, podríamos alcanzar la frontera del 15% de desempleo y la temporalidad estaría por debajo del 30%.

De esta suerte -y nunca mejor utilizada esta expresión-, Murcia es la primera comunidad autónoma que suscribe un plan de estas características.  Sinceramente, creo que ése es el camino; este pacto social debería marcar el rumbo en los años venideros. De proseguir por esa senda, en 2027, podríamos aspirar a entrar en el utópico paraíso del pleno empleo.


No obstante, el presente no es ni mucho menos tan boyante. No tenemos más que repasar nuestras habituales cuitas para cerciorarnos, una vez más, de lo que nos vamos a encontrar a partir del 1 de enero. Muy probablemente, seguiremos quejándonos en 2017 (espero que no en el 27) de gorgueles, corredores, pormanes, corveras, camarillas y  otras aves de mal agüero que no encuentran su variante ni su solución. Y nos lamentaremos amargamente de la financiación autonómica y de otros déficits y deudas; así como del agua que no has de beber déjala correr, y de un sinfín de dimes y diretes tan antiguos hoy, que ojalá nadie recuerde diez años después. Por el momento, nos topamos con la evidencia de que no hemos aprovechado la crisis para cambiar de modelo productivo –como me corroboraba en antena el Rector de la Politécnica de Cartagena-, craso error que puede llevarnos a repetir la misma historia al final de esta odisea regional en 2027.

Como augur, que nunca seré, no me atrevo a predecir ni porvenires, ni por ‘llegares’; apenas puedo esbozar deseos de prosperidad que se repelen entre ellos. Porque nublan mis noches sin sueño, interrogantes como éstos: ¿En 2027, habremos vuelto a enladrillar nuestro futuro?, ¿y a hinchar burbujas de diversos tamaños y colores? ¿Y continuaremos atentando con frialdad pasmosa contra nuestra Madre Naturaleza sin otra contrición que la consabida retórica? ¿El cambio climático en qué nos habrá cambiado? ¿El medio ambiente que, como el agua es para todos y como aquella parece de nadie, acabará por darnos definitivamente la espalda?

Nos lo mereceríamos. Si en 2016 se ponen alegremente impuestos al sol, más pronto que tarde se los pondrán también a la luna; y adivinen lo que ocurrirá en 2027. Tal vez, entonces, no sea necesario imponer ninguno para el goce y disfrute de nuestro pequeño gran mar; porque el Mar Menor muestra un futuro tan incierto como siniestro; su añorada transparencia no deja de ser un recuerdo de otros tiempos, que pueden no volver.

Dentro de una década, lo único seguro es que no hay nada seguro. En estos instantes, cuando nos aprestamos a celebrar los fastos del nacimiento de un fervoroso año nuevo, me viene a la memoria las ácidas reflexiones de Larra en su celebérrimo artículo ‘la Nochebuena de 1836’: “¿Qué es un aniversario? Acaso un error de fecha. Si no se hubiera compartido el año en trescientos sesenta y cinco días, ¿qué sería de nuestro aniversario? Pero al pueblo le han dicho: «Hoy es un aniversario», y el pueblo ha respondido: «Pues si es un aniversario, comamos, y comamos doble». ¿Por qué come hoy más que ayer? O ayer pasó hambre u hoy pasará indigestión. Miserable humanidad, destinada siempre a quedarse más acá o ir más allá”. Aun así, amigos, Feliz 2017 y próspero 2027.

Publicado en:     http://murciaeconomia.com
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