DUODÉCIMA TEMPORADA

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lunes, 30 de enero de 2017

Día 30-01-2017


LA AGENDA OCULTA

En esta dorada tierra murciana, nuestro sino es intentar desentrañar las opacidades que nos envuelven y encontrar esa luz que nos ilumine… Y esa luz no puede ser otra sino la luz jubilar; si en este año santo no resolvemos nuestros viejos problemas, nuestras antiguas cuitas, no lo conseguiremos nunca. Pero hete aquí que hay que luchar contra inextricables agendas, en las que rara vez aparecen nuestros asuntos regionales como prioritarios. Son muchos los retos, y más todavía las decepciones que sobrevuelan nuestros cielos.

Así desde el Sureste se aguardaba con nerviosa expectación la VI Conferencia de Presidentes Autonómicos, donde debían plantearse algunas de nuestras reivindicaciones de siempre. Mas misteriosamente del orden del día desapareció, como por arte de embeleso, la eterna y espinosa cuestión del agua: de inmediato, creció el escepticismo y la incredulidad, incluso entre los más optimistas. Y algunos nos estremecimos ante la maldición de la agenda, ese maleficio que nos acecha desde hace décadas.
De esta guisa, se reunieron días atrás los presidentes autonómicos, bajo la égida de la jubilosa luz de este año santo caravaqueño y la penumbra de un caprichoso orden del día. Y se sentaron 15 presidentes 15 (El País Vasco y Cataluña ni se molestaron en acudir), con la sana intención de buscar soluciones que contentaran a todos. Sin embargo, para que todo cambie, algunos piensan que es preferible no cambiar nada. En consecuencia, los asuntos más áridos, entre ellos la financiación autonómica y otros fluidos, nos seguirán separando.


Sin lugar a dudas, la reforma de la financiación autonómica fue una de las cuestiones más peliagudas que empezaron a debatir los presidentes autonómicos ante la mirada inquisitiva de esa enigmática agenda, pactada por unos y por otros, que abierta de par en par presidía el centro de la mesa. No sé si figuraba en ella la defensa de los derechos adquiridos, pero ello no fue óbice para que las comunidades menos pobladas trataran de defenderlos con uñas  y dientes, unos derechos que gozan desde 2001 amparándose en helicoidales argumentos.


Esta disputa viene de antiguo, se ha mantenido inalterable desde principios de siglo. Las regiones mejor financiadas, como Cantabria que obtiene los mayores ingresos por habitante, hacen valer la población mayor de 65 años a la que tienen que atender y la dispersión geográfica de sus enclaves rurales, como factores fundamentales para justificar su “sobredotación”. Algo similar esgrime Extremadura y otras, que están en contra de que la población sea la variable decisiva en el reparto de los fondos. Y ya dentro del fragor de la batalla, las comunidades bien financiadas se permiten lujos como el de acusarnos  -a las autonomías mediterráneas- de no controlar el déficit. Y ahí, me temo que no andan muy descaminadas.
Con razón o sin ella, todos, los quince presidentes, dieron mil y una vueltas al mefistofélico modelo de financiación autonómica, a lo largo de más de 7 horas, para, a la postre, quedarse prácticamente en el mismo sitio. Se presume una durísima negociación, en un mes una comisión de expertos se pondrá manos a la obra. Después de tantos años de espera, un mes puede parecer poco, empero las urgencias hay que afrontarlas cuanto antes.
¿Y a estos expertos, qué expertos los van a elegir? ¿Qué experiencias y méritos deben acumular estos expertos, para considerarlos tales? Como a usted, las respuestas a estas preguntas me inquietan sobremanera.


De momento, seis comunidades autónomas (la murciana, entre ellas) han solicitado al Ministerio de Hacienda que el sistema de financiación autonómica, que ha de aprobarse este año (si la luz jubilar desciende sobre nosotros), contemple la condonación de las partidas del Fondo de Liquidez  Autonómico (el eufónico FLA) que hemos gozado sin tacha hasta la fecha. Este instrumento financiero, calenturienta creación gubernamental del verano de 2012, ha supuesto, hasta ahora, el desembolso de unos 100.000 millones de euros en total. De esa cantidad, Murcia reclama 6 mil millones; pero Carrillo aclara que no se trataría de una condonación stricto sensu, sino más bien de una “mutualización” de la deuda.
En cualquier caso,  Andalucía, Baleares, Aragón, Comunidad Valenciana , Canarias -que recibe una especie de FLA versión hora insular canaria - y Murcia (la única del sexteto, gobernada por el PP)  defienden esta propuesta como compensación de la deuda generada por la infrafinanciación que sufren y sufrimos. El Gobierno podría aceptar esta demanda, pero sólo en aquellas comunidades que se hallan financiadas por debajo de la media nacional a través del modelo vigente. Eureka!, ése es nuestro caso desde siempre. Mientras no se demuestre lo contrario, seguimos recibiendo cada año 250 millones menos de lo que nos debería corresponder, gracias a ese maquiavélico sistema de financiación, que todos aseguran querer cambiar.



Mas no lancemos las campanas al vuelo, hay que ver lo que dicta la agenda, siempre la agenda; el problema es conseguir que se nos incluya en ese dietario esotérico que marca nuestras horas. Ya saben a qué me refiero, a que Murcia al fin encabece la agenda que corresponda, o de quien corresponda.
Porque quiero volver a insistir en el nebuloso asunto de las pérfidas agendas. Como postrer botón de muestra, la de una reunión de presidentes que no se convocaba desde 2012. En el decálogo que recogía los temas programados para tan magna conferencia, en principio, sorprendentemente no figuraba el agua. Sólo gracias al empeño de Pedro Antonio Sánchez pudo hablarse, aunque muy a la ligera, del líquido elemento.
Resulta muy significativo -y llama alarmantemente la atención-, que todo un presidente autonómico se vea obligado a saltarse el orden establecido para poner una materia tan sensible como la del agua sobre la mesa. Simple y llanamente sus colegas no habían tenido a bien hacerle un hueco en la agenda de la sesión, como si fuera un asunto menor que sólo preocupara en el levantisco Levante.

A este paso, el archiproclamado Pacto Nacional del Agua se puede quedar en regional… y con suerte. Pero, sin ella, seguirá sin mencionarse en agenda alguna; como le sucede al Plan Hidrológico Nacional, del que ya nadie se acuerda. Y una duda corroe mi alma: ¿qué insondable diferencia existe entre pacto y plan?


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