Las pisadas de Pisa
Habrá quien se sienta moderadamente feliz con la mejoría que, al parecer, hemos experimentado en el examen de los exámenes. Mas viniendo de dónde venimos, y sin saber adónde vamos, sería de una estolidez supina conformarse con unos resultados claramente insuficientes, aunque mejores que los de hace tres años. Pisa, como siempre, nos suele dejar impresas sus pisadas, donde más nos duele. Y, sin duda, vuelve a dolernos que nuestra Región permanezca todavía lejos de la media nacional y de la OCDE; una evidencia que constituye un motivo de preocupación para todos sin excepción.
Ahora bien, las interpretaciones son tan libres como sagrados los hechos; por mucho que se quiera edulcorar, la realidad es la que es: continuamos entre los cinco últimos puestos del 'ranking' nacional. De modo que el repunte de las notas de nuestros alumnos no logra evitar que se ensanche la brecha con las comunidades y países del Norte. Progresamos pero no al ritmo de los demás; circunstancia orteguiana que nos impide estar a la altura de lo que esta Región merece.
Y cada tres años, indefectiblemente se repite la oscura y triste historia de PISA; y se suceden asimismo lecturas mojigatas, que tratan de consolarse con lo que hay, mientras otros acechan con acervas críticas, desde la voz a la oposición debida. Al igual que ayer, viejos y nuevos partidos coinciden en vicios adquiridos: el que gobierna aprecia mejoras, los que aspiran a hacerlo algún día, abominan de lo que Pisa nos vuelve a traer.
Si en 2009 nos fue mal, y en 2012 aun peor… hoy, pese a que hemos recuperado el aliento con un avance notorio en algunos aspectos, a la postre, nos hallamos en una situación bastante similar a la de entonces. Los estudiantes murcianos continúan viajando en el furgón de cola de nuestra querida España.
No obstante, los casi 1,800 quinceañeros que realizaron las pruebas de PISA en mayo del año pasado, han obtenido unas calificaciones apreciablemente superiores a las de hace un trienio (hasta veinte puntos más en algunas áreas, como en lectura). Esa progresión, sin embargo, no alcanza para rozar la media española, que ha experimentado un mayor avance, y se sitúa ya al nivel de la OCDE, e incluso la supera en algunas materias.
Repasemos desapasionadamente las notas de Pisa, nuestras notas, pues no sólo se califica la aptitud de nuestros jóvenes, sino que nos examinamos todos con ellos. Vayamos por áreas: en comprensión lectora, la Región de Murcia se sitúa, con 486 puntos, sólo por encima de Baleares, Canarias, Andalucía y Extremadura. Este resultado trae aparejado, como consuelo, una sensible mejoría con respecto a 2012, cuando los alumnos murcianos lograron 462 puntos. Pero hay que recordar que España, con 496 puntos, supera la media de la OCDE, de 493 puntos; así que nos queda bastante que leer todavía.
Asimismo, la tarea en matemáticas va a ser ímproba, tiene que serlo a tenor de nuestras marcas; porque hemos obtenido la tercera peor nota del país, 470 puntos, 8 más que en 2012, lejos aún de la media nacional (486 puntos) y de la OCDE (490). A su vez, en ciencias, perdemos el compás, nuestros 484 puntos contrastan con los 493 de la media española, idéntica puntuación que la de la OCDE.
En definitiva, el informe PISA 2015 evidencia dos situaciones superpuestas, que definen la realidad de nuestro sistema educativo: Por un lado, los resultados ponen de relieve los esfuerzos que se están realizando desde hace años -y que empiezan a dar algunos frutos-; pero, por otro, esos mismos resultados subrayan que todavía son a todas luces insuficientes, dado que no podemos seguir el avance de la media del país y de la OCDE. En una sociedad tan competitiva como la nuestra, hay que estar con los mejores, y quedarse estancados en los últimos puestos de Pisa, no presagia el más halagüeño de los porvenires para nuestra Región.
Por tanto, no deberíamos escudarnos en excusas de mal estudiante. Los que esgrimen que la alta tasa de repetidores que realizaron las pruebas de Pisa han lastrado la media de nuestra Comunidad, intentan ponerse la tirita antes de reconocer la profundidad de la herida. Según este criterio, si sólo se tuvieran en cuenta las notas de los alumnos de cuarto de Secundaria que cursan su año los resultados regionales hubieran sido muy otros, incluso nos codearíamos con Alemania. Sostener este argumento, para justificar un nuevo suspenso colectivo, se vuelve como un boomerang contra quienes así razonan. Ya que la pregunta cae madura por su propio peso: ¿Qué extraño fenómeno provoca en Murcia tan elevado número de repetidores?
En suma, la recuperación experimentada hay que valorarla en lo que es: un incipiente avance pero escaso. De tal suerte, nos seguimos quedando rezagados; y las aceleradas pisadas de Pisa nos alejan de los países y comunidades más competitivos. Finlandia y Navarra, por poner dos ejemplos de éxito, siguen estando muy distantes. Empero, si queremos sólo mirarnos al ombligo, o en el espejo de 2012, habrá quién se encuentre favorecido; con poco, se conforman quienes aspiran a menos. Algunos siguen confundiendo amor con pedagogía, o el tocino con la velocidad.
Artículo de Hipólito Martínez, publicado en 
Periódico Económico Digital de la Región de Murcia
